Infantil

La escuela infantil se convierte para el niño pequeño en el puente entre su casa y el mundo, por lo que creamos un ambiente hogareño, acogedor y alegre, donde se sienta seguro y donde, a su ritmo, pueda desplegar las capacidades que viven en él.

La maestra dedica a los niños una atención individual. A través de la observación y una cercana relación puede responder a las necesidades de cada uno, ofreciendo, a través de su ejemplo, guía en el juego y en las actividades de la jornada.

El lenguaje es el instrumento del pensamiento, por eso utilizamos con los niños, a través del contacto personal directo, un lenguaje genuino bien articulado, rico y gramaticalmente diferenciado, siempre lleno de veracidad; la narración del cuento al final de la mañana constituye un momento privilegiado para este fin.

El niño es muy sensible a lo que ocurre en su entorno; está enormemente abierto a las impresiones sensoriales que recibe del ambiente y de las personas a su alrededor. Así que cuidamos de manera especial los estímulos, los espacios, el mobiliario, los colores y los sonidos que lo rodean, para rodearlo de impresiones saludables que favorezcan un encuentro cálido con otros niños y adultos.

En la escuela infantil los niños aprenden a relacionarse y convivir con otros niños y adultos; este aspecto social es de gran importancia en su proceso de desarrollo. En las aulas, como si de una gran familia se tratara, los niños tienen la oportunidad de tratarse con niños de diferentes edades, lo que enriquece las relaciones.

El valor de la imitación:

Los Niños Hacen Pan - Escuela WaldorfEl niño pequeño aprende imitando, responde a lo que ocurre en su entorno a través de un espontáneo impulso imitativo. Por este motivo, en la escuela la maestra se convierte en modelo para los niños en su conducta: sus gestos, su lenguaje, sus actitudes y las actividades que realiza.

Realizamos con los niños actividades llenas de sentido y coherencia, dignas de ser imitadas. Hacemos con ellos trabajos artísticos y manuales y tareas hogareñas y de jardín (pintar, modelar, lavar, barrer, cocinar, amasar, sembrar, regar las plantas, etc.…) que desarrollan la voluntad, la habilidad manual, la iniciativa, la paciencia, la perseverancia y la autonomía del niño.

Las semillas de la actividad infantil alimentadas y guiadas con comprensión y amor fundamentan su capacidad de autodisciplina y su disposición para tomar la iniciativa en el futuro. Todo lo que hacemos los adultos, y especialmente cómo lo hacemos, actúa sobre las fuerzas de voluntad del niño, que responde a su entorno a través de la imitación.

Los sentimientos y los valores juegan un papel muy importante en nuestra existencia. Queremos cultivar en los niños cualidades anímicas positivas como la autoestima, la cooperación, el respeto hacia los otros y hacia la naturaleza, la admiración, la reverencia, la compasión, la confianza o la capacidad de experimentar la belleza y la bondad. En el curso de la vida estos sentimientos se transforman construyendo la base de la capacidad de juicio.

Organización rítmica de las actividades:

El ritmo diario, semanal y anual es muy importante.

Para la educación Waldorf cada día de la semana tiene su carácter específico (el día de amasar el pan, el día de pintar con acuarela …); por lo que la jornada escolar se organiza de tal manera que en cada día se repite la misma secuencia de actividades. Esto proporciona al niño un sentimiento de orden y confianza, que le ayuda a ubicarse en el tiempo y adquirir autonomía.

Cada época del año, a su vez, tiene tiene un matiz peculiar, reflejo de lo que ocurre en la naturaleza, y de las actividades que le son propias, relacionadas con la preparación previa de las fiestas estacionales que celebramos periódicamente con los niños (la cosecha, el otoño, la navidad, el invierno, la pascua …). Cada fiesta tiene su cualidad especial y sus particularidades (decoración, manualidades que se realizan para la misma, comidas que se preparan, canciones que la acompañan …), lo que ayuda al niño a situarse temporalmente en el curso del año.

Nuestro objetivo pedagógico en este caso es potenciar un pensar claro y preciso, por eso presentamos al niño actividades llenas de sentido que contengan secuencias fáciles de abarcar y una coherencia interna que una cada etapa conducente a la meta. El niño las imita primero y las comprende después, con lo que despertamos en él la comprensión a través del sentir y del hacer.

Relación con la naturaleza:

Aprehender” se convierte en “comprender”.

En el juego viven las cualidades activas interiores de lo imitado, formando, de esta manera, la base para un posterior conocimiento del mundo. Es la actividad más importante que realiza el niño en la escuela; a través del juego el niño comprende la naturaleza y su entorno cultural de forma imitativa.

Para el niño pequeño jugar es algo muy serio, es su trabajo; significa percibir con todos los sentidos, poner en movimiento todo el cuerpo, ser activo. A través del juego el niño se capacita para dominar el movimiento corporal, su equilibrio, un tacto delicado y un impulso lleno de fuerza; desarrolla la creatividad y la imaginación que serán las bases de su capacidad intelectual. Jugando aprenderá también a relacionarse con los otros niños y desarrollará poco a poco la experiencia consciente de sí mismo.

El juego libre desarrolla en el niño un pensamiento creador, le permite descubrir el mundo y las leyes de la naturaleza. Intentamos preservar la felicidad del niño al hacer descubrimientos en la actividad lúdica, cuando maneja y ensaya con los objetos, y también el estado de asombro previo al conocimiento, ya que ese asombro será el germen de las energías de conocimiento futuro.

Juguetes WaldorfEl organismo sensorio del niño está en esta etapa en proceso de formación, por ello ofrecemos al niño juguetes de calidad, fabricados por padres y maestros, con materiales naturales, que le faciliten el desarrollo de sus sentidos; muchas veces elaborados en presencia de los niños, que aprenden así a valorarlos y cuidarlos al haber vivido todo el proceso de elaboración.

Los juguetes son siempre sencillos, para permitir la actividad interior de los niños y el despliegue de su fantasía creadora: muñecas de trapo, telas de colores, animales de lana o madera, cestos de diversos tamaños… también utilizamos como juguetes objetos de la naturaleza: piñas, conchas, troncos, cortezas…

Para las actividades artísticas usamos materiales no tóxicos hechos con cera de abeja y pigmentos naturales. Para las manualidades empleamos tejidos de algodón, seda, lanas, maderas y elementos de la naturaleza.